David J. Skinner

viernes, 31 de mayo de 2013

Entrevista en La Universal Radio


universaltransparente1El miércoles pasado tuve la oportunidad de charlar --pues en realidad fue más una tertulia entre amigos que una entrevista-- con Sol Tame, Palomax Gon y Miren E. Palacios, en La Universal Radio. Si no pudisteis escuchar el programa en directo, aquí os pongo el Podcast del programa, que seguro os resultará entretenido. Me escucharéis hablar sobre "Los crímenes del ajedrez", "La amenaza", y alguna que otra cosilla más, aparte de responder a las preguntas que los oyentes fueron haciendo a través de Facebook.

Y ya, aprovechando, podéis preguntarme cualquier otra cosa que se os ocurra, y que no haya surgido durante la grabación; estaré encantado de responder a vuestras preguntas :-)

lunes, 27 de mayo de 2013

Reseña - El hombre imaginado

Aunque generalmente no soy muy proclive a comprar libros de relatos, cuando escuché un pequeño fragmento de uno de aquellos relatos que componían El hombre imaginado, de José Ignacio Becerril, decidí que merecería la pena echar un ojo. Y así lo hice.

elhombreimaginadoEn primer lugar, hay que decir que esta recopilación de relatos está dividida en tres partes, Monstruos, Héroes y Estrellas, refiriéndose de esta forma a las diferentes temáticas que lo componen: Terror, Fantasía y Ciencia-ficción.

En segundo lugar, tenemos la opción de leer los relatos conforme a su temática o hacerlo respecto al orden en que fueron escritos. No podría decir cuál es la mejor forma, pero sí cómo decidí hacerlo yo: los leí siguiendo ese orden dado por el autor, en el que podemos ver su progresión (no tanto de forma, pues todos los relatos están revisados, sino más bien de fondo). Además, esta opción nos lleva a saltar de un género a otro, haciendo más sorprendente aún la lectura.

Y digo “más sorprendente aún” porque Becerril –o Nachob, como se le conoce en los círculos literarios– no pierde oportunidad para realizar audaces giros argumentales, o guardarse sorpresas hasta el final.

NachobMe gustaría hablar sobre alguno de los relatos, pero hasta la más mínima pista puede fastidiar ese halo de misterio que les rodea, así que me limitaré a destacar cuáles me han gustado más a mí en cada género.

Dentro del terror, mi relato favorito ha sido “No hay prisa”.

En el género fantástico, elijo “La Horda”.

Finalmente, en ciencia-ficción me quedo con “Evolución”.

Si os gusta alguno de estos tres géneros (no hace falta que sean los tres, de verdad), os recomiendo adquirir este libro, que cuesta muchísimo menos de lo que vale. No os arrepentiréis.

¡Uy, que se me olvida! Podéis comprarlo siguiendo este enlace: http://pedroescudero.pro/el-hombre-imaginado/

jueves, 23 de mayo de 2013

Una oferta increíble (e irrepetible)

6404a-cubiertaY no exagero. Es más o menos habitual encontrar, hoy por hoy, libros digitales por menos de un euro; a nadie le sorprenderá, pues, que diga que "Los crímenes del ajedrez" se puede comprar a este precio durante el día de hoy.

Bueno, excepto si tenemos en cuenta que no me refiero a la edición digital, que ya está a ese precio, sino al libro en papel...

¿¿¿Qué???

Pues sí. Solamente hoy, 23 de mayo de 2013, un número limitado de ejemplares se podrán obtener a 0'89€. A cambio, lo único que solicito (con la máxima humildad) es que, quien se lleve uno de ellos, por favor escriba una opinión en la página de la novela en Amazon, tras terminar de leerla.

Los crímenes del ajedrez - Edición papel

martes, 21 de mayo de 2013

Papel versus Digital: ¿qué preferís?


Disfrutar de un buen libro no depende del soporte en que esté… ¿o sí? Es cierto que, desde un punto de vista más pasional que racional, el libro en papel puede resultar más “auténtico”, por decirlo de alguna forma; pasar las hojas, sentir el tacto de las páginas, saber cuánto queda por leer simplemente mirando el grosor…

Aunque, claro, de una forma más objetiva, el libro electrónico tiene serias ventajas que lo convierten en, si no el inminente substituto, al menos un competidor a tener muy en cuenta. ¿Ventajas de este formato? El peso, el precio de los libros, la posibilidad de llevar decenas, o cientos, de libros encima, etc.
No solamente esto; gracias a este formato, podemos acceder a muchísimos libros que no han llegado, y tal vez no lleguen, a pisar el terreno de lo físico. Muchos autores noveles, algunos por convicción y otros por necesidad, publican exclusivamente en digital.
Después de esta pequeña apología del libro electrónico, he de reconocer que prefiero un libro en papel. ¿Por qué? Sí, es cierto que se van acumulando hasta no saber dónde meterlos pero, por otra parte, creo que también son capaces de guardar sentimientos y sensaciones del propio lector. Llamadme romántico, pero así pienso.

Y luego está un defecto/virtud que lo distancia definitivamente del libro digital: su inmovilismo. Se podrán sacar nuevas ediciones, corregir o aumentar el texto; sin embargo, el libro que tú has leído, el que reposa en la estantería, va a seguir siempre igual, inmutable. Mantendrá siempre la esencia con la que fue creado, sea esta mejor o peor.

¿Y vosotros? ¿Cuál es vuestro formato favorito, y por qué?

lunes, 20 de mayo de 2013

Reseña - El código Da Vinci

ecdvAunque es un libro que leí hace ya algún tiempo, se me ha ocurrido hablar sobre él. Probablemente, una de las novelas que más polémica ha levantado en los últimos años. El otro día me preguntaron “¿vende la polémica?”. El código Da Vinci, de Dan Brown, es el ejemplo perfecto para ver que sí.

Ojo, no quiero decir con esto que la novela, por sí misma, no tenga suficientes méritos como para merecer ser leída. He de reconocer que me encantan las tramas que salen de la mente de este autor, aunque en cuanto al desarrollo se echa en falta más originalidad –bueno, yo la echo en falta–. Tras hablar con varias personas, se llega a una conclusión bastante curiosa: la gente que ha leído El código Da Vinci y luego Ángeles y Demonios en general piensa que la primera es la mejor. Peeeero lo mismo pasa al revés; los que han leído Ángeles y Demonios y posteriormente El código Da Vinci dicen que la mejor es Ángeles y Demonios.

dan-brownComo digo, en mi opinión esto se debe a que la intriga que el lector tiene en la primera novela de Brown, deja de ser tan fuerte en la segunda (o siguientes), pues el uso de unos recursos muy similares hace que resulte bastante sencillo saber lo que va a ir ocurriendo.
Me centraré ahora en la novela en cuestión. El código Da Vinci es el segundo libro en el que aparece el profesor Robert Langdon, experto en simbología. En esta ocasión, un misterioso asesinato en el Louvre le pondrá en el punto de mira de la policía francesa y, tanto para exculparse como por curiosidad, Langdon comienza una investigación que le llevará a realizar descubrimientos asombrosos que podrían hacer tambalear los cimientos del cristianismo.

Puzles y acertijos se mezclan de forma fluida con traiciones y asesinatos, haciendo de esta historia una lectura entretenida y con más de una sorpresa (cómo digo, sobre todo si no hemos leído nada de Brown con anterioridad). Es un Best-Seller, y como tal hay que tratarlo, ni más ni menos. Por mi parte, me reconozco fan de Dan Brown.

jueves, 16 de mayo de 2013

Scrivener

Escribir un relato, una novela, un guion... requiere varios elementos: creatividad, algo de imaginación, tal vez inspiración. Pero, más allá de todo lo etéreo, se necesita una buena herramienta en la que plasmar cada idea de la forma más precisa posible.

No creo equivocarme si digo que la mayoría de escritores –en especial, de escritores noveles– usamos el Word como medio para este fin. Vale, igual alguno usará el procesador de textos de OpenOffice, o algún procesador de textos similar. Y así va avanzando la historia hasta que, finalmente, tenemos nuestro escrito acabado.

No, no voy a entrar ahora en que cuando hemos terminado de escribir queda la laboriosa (tediosa) tarea de repasar, comprobar y reescribir; avanzo unos pasos más hacia adelante, al momento en que el manuscrito está listo para imprimirse –o para publicarse, si somos autores-editores–. Si hemos dedicado un tiempo al empezar para dejar bien definidos los tipos de letra, los interlineados, las sangrías, y demás elementos que no tienen nada que ver con el proceso creativo, poder cambiar el formato no nos costará mucho. Lo más seguro, sin embargo, es que algo se nos haya pasado.

Y toca ir buscando y reemplazando, o seleccionando y asignando formato. Nos damos cuenta de que los separadores de escenas no nos gustan, o de que sería mejor no hacer un salto de página antes de cada una de ellas. En fin, un montón de cosas que no tendríamos por qué dominar, pero que se convierten en algo imprescindible para llevar a buen puerto nuestro proyecto literario.

¡Qué bonito sería escribir sin preocuparse de estas cosas!

 Entonces, en una reunión literaria, alguien –un escritor de cierto éxito, de hecho– habló de un programa que, personalmente, no había escuchado en la vida: Scrivener.

No tardé en investigar sobre él. Descargué la versión de prueba (que permite usarlo durante 30 días), y me puse manos a la obra. ¿La posibilidad de adjuntar ficheros con referencias sobre la narración? Bien, es más cómodo que ir metiendo archivos en carpetas. ¿Añadir descripciones a los capítulos y a las escenas? Por supuesto, esto es útil.

¿No tener que pensar en cómo queremos el resultado final hasta que verdaderamente hayamos terminado? ¡Esto es geniaaaaal!

Hay más, mucho más que descubrir en este programa, y os invito a que lo probéis. Podéis entrar en la página oficial (hay versiones oficiales para Windows y para Mac) pinchando en el siguiente enlace:
http://www.literatureandlatte.com/scrivener.php

miércoles, 15 de mayo de 2013

La le lo

lalelo

Laísmo, leísmo y loísmo… Mientras que a algunas personas les resulta muy sencillo identificar cuándo usar cada pronombre, para otras se convierte en todo un sufrimiento. Vamos a intentar entender, de forma sencilla, cómo usarlos correctamente.

Ponemos una situación: Yo quiero dar un caramelo a una amiga. La frase podría ser así:

Quiero dar un caramelo a Clara.

Aquí no hay problema. Prescindimos de pronombres, y ya está. Sin embargo, puede que queramos escribir la frase de otra forma.

Ahí está Clara. Quiero darle un caramelo.

¿O sería darla? ¿Por qué “le”, si la persona es femenina? Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que “le” no es masculino, estrictamente hablando. Nos podemos encontrar con excepciones, pero lo habitual es que sea un pronombre neutro. Intentemos analizar la frase lo mejor posible.

¿Qué quiero dar? El caramelo. Clara no es el objeto directo del verbo, no es lo que quiero dar sino a quien quiero dar. Así pues, nos referimos a ella con ese “le”, independientemente de que se trate de un hombre o de una mujer. Cosa distinta sería en la frase “Quiero verla”; aquí sí que es Clara el objeto directo, la receptora de la acción del verbo. Vamos a complicar un poco la cosa.

Ahí está Clara, y yo tengo un caramelo. Quiero dárselo.

¿¿?? ¿Eh? ¿Qué ha pasado? Vale, tenemos un “lo” al final, que se refiere claramente al caramelo. ¿Y el “le”? No os asustéis, no se ha ido a ninguna parte; tan solo se ha transformado en un “se”. Tenemos, pues, el “le” para referirnos a Clara –en este caso “se”– y el “lo” para el caramelo. Más o menos, queda claro.

Tengo una silla. Quiero regalarla.

…Que sería lo mismo que “quiero regalar una silla”. La diferencia está en que la silla en cuestión está omitida en la frase. Más concretamente, está omitida para el verbo –porque la frase “tengo una silla y quiero regalarla” también nos serviría de ejemplo–. Si fuese un caramelo, creo que todos tendríamos claro que terminaría en “lo”. En ambos casos, el objeto del verbo no aparece tras él.

La conclusión es sencilla: si contamos con un “lo” o un “la”, el objeto del verbo tiene que estar omitido. No podemos decir “quiero regalarlo un caramelo”, podríamos decir “quiero regalar un caramelo” o “quiero regalarlo”. Sí sería válida la frase “quiero regalarle un caramelo”, pero en este caso el “le” no se refiere al caramelo sino a la persona a la que vamos a regalárselo.

Como no puede ser de otra forma, hay diversas excepciones. Mas son eso, excepciones; lo habitual es usar los pronombres de la forma que he indicado. Una manera rápida de estar seguro de si estamos usándolos bien es, en caso de usar un “la”, sustituirlo por un “lo”; si la frase no tiene sentido para nosotros, es que estamos usando el pronombre equivocado.

Dudas, sugerencias y quejas serán bien recibidas.

lunes, 13 de mayo de 2013

¿Qué pasa por la mente al escribir?

El otro día me preguntaron: "¿te crees lo que escribes?". Curiosa pregunta, teniendo en cuenta que fue después de narrar una historia en primera persona donde el protagonista era un psicópata asesino...

Y aquí va mi pregunta --en realidad, mis dos preguntas-- para vosotros:

Autores, ¿cuánto os llegáis a sumergir en las historias que escribís mientras lo hacéis?

Lectores, ¿creéis que todo lo que escribe un autor forma parte de su personalidad, aunque sea de forma subconsciente?

¿Que dices qué?

que

Saber cuándo hay que usar "que" o "qué" puede ser relativamente sencillo, pero sin duda es complicado de explicar (no hay más que mirar las normas ortográficas de la RAE para darse cuenta). Hay una "verdad" que suele ser cierta la mayoría de las veces: si está en una oración interrogativa o exclamativa, lleva tilde.

Por desgracia, esto no se cumple en otras muchas ocasiones, como se puede ver en el título de este artículo. Y también un "qué" puede llevar tilde, sin encontrarse en una oración interrogativa ni exclamativa. Lo mejor que se me ocurre para explicar las diferencias entre ambas palabras es usar algún que otro ejemplo.

--¿Que acaba de pasar?

--¿Qué acaba de pasar?

¿Cuál de estas frases es correcta? Ambas lo son, pero cada una significa una cosa. Si las frases fueran pronunciadas en voz alta, comprenderíamos por el tono lo que quiero decir; como no es el caso, vamos a analizarlas.

En la primera frase, donde usamos "que" sin tilde, podríamos imaginarnos una situación: María y Luisa están en una discoteca, tomando algo. María pregunta por Tomás, un amigo suyo que ya parece estar retrasándose, pero éste ya ha entrado y, sin verlas, ha avanzado hasta una sala más adelante. Luisa, que no tiene muy buen "feeling" con él, se ha hecho la despistada.

--Tomás se retrasa --dice María.

--No --Luisa deja su vaso y mira a su amiga, señalando hacia el fondo del local--. Ahora ha pasado delante de nosotras, y se encuentra allí.

--¿Que acaba de pasar? --pregunta María--. ¿Por qué no me lo has dicho?

Creo que este pequeño diálogo deja más o menos claro el tono de la frase.

Pasemos a la segunda. En esta ocasión, el "qué" lleva tilde, y el significado es completamente distinto. Volvemos a coger a María y a Luisa para ilustrar la situación. Ambas chicas están en la discoteca charlando (ya se han olvidado de Tomás) cuando, de repente, se escucha un fuerte sonido en el exterior, y el suelo del local vibra.

--¿Qué acaba de pasar? --pregunta Luisa.

--No lo sé --María deja su vaso y mira hacia la puerta--. Parecía una explosión.

Bueno, los ejemplos son un poco burdos, pero sirven para ver la diferencia de entonación entre ambas preguntas. Cuando tengamos dudas sobre si hay que usar una tilde o no, el tono de la frase nos dará la respuesta.

Vamos ahora con otras frases distintas.

---¿Que va a vender Juan?

---¿Qué va a vender Juan?

Dos nuevas frases con una sutil diferencia de escritura, pero con una gran diferencia de pronunciación y significado. En este caso voy a explicar ambas más rápidamente.

La primera indica que estoy preguntando si Juan va a dedicarse a la venta, o si va a vender algo en concreto (pero no incido en lo vendido, sino en el vendedor). Otra forma de preguntarlo sería "¿Juan va a vender?".

En la segunda pregunto por el objeto de la venta. Una frase equivalente podría ser "Me pregunto lo que va a vender Juan".

Lo que está claro es que las respuestas serían distintas para cada pregunta. Mientras que la primera se podría responder con un "sí" o con un "no", la segunda requiere, como digo, indicar el objeto de la venta.

--¿Que va a vender Juan? --Sí.

--¿Qué va a vender Juan? --Limones.

No quiero aburrir más. Pongo las últimas dos frases.

--No hay que beber.

--No hay qué beber.

En la primera frase, lo que quiero decir es que no bebamos nada. Tal vez tengo la duda de que hayan envenenado las bebidas o algo, quién sabe...

La segunda, por otra parte, indica que no hay nada para poder beber. Puede que haya venido un invitado a casa, y no pueda ofrecerle ni agua.

¡Espero que os haya servido de ayuda!

viernes, 10 de mayo de 2013

Géneros literarios: ¿cuál es el vuestro?

A lo largo de la vida --tal debería decir "de mi vida"--, los gustos literarios van cambiando.

El_Iniciado Recuerdo que los primeros libros con los que entré de lleno en el maravilloso mundo de la lectura fueron de fantasía; concretamente, la saga de "El señor del tiempo", de la ya fallecida escritora Louise Cooper.

necroscope1FundaciónMás tarde me enganchó la saga de La Fundación, de Asimov, y tuve mi época de novelas de ciencia ficción. El terror también tuvo su momento, de la mano del gran maestro Lovecraft, y de escritores muy buenos como Brian Lumley, con sus "Crónicas necrománticas" (el título original, "Necroscope", se acerca más a la realidad de esa saga).

El thriller y la novela de misterio es mi género favorito actual, aunque siempre encuentro un momento para leer libros de algún que otro género más (menos romántica, lo reconozco; no es por nada, pero es que no me llama...). Como he puesto en algún otro sitio, la próxima semana estaré deseando --ya lo estoy, de hecho-- ponerle las manos encima al cuarto libro con Robert Langdon como protagonista (que seguro devoraré con voracidad, y posteriormente haré alguna pequeña reseña sobre el mismo).

inferno

Bueno, pues ya he comentado cuáles han sido mis géneros, y de qué libros guardo un buen recuerdo. ¿Y vosotros? ¿Siempre os habéis mantenido "fieles" a un género? ¿ Leéis un poco de todo? ¿Qué novelas recomendaríais?

jueves, 9 de mayo de 2013

Reseña - NO-MAD

El último libro que he leído, NO-MAD, de Pablo R. Mendoza, me atrapó desde las primeras páginas. Intentaré explicar el porqué contando su argumento, y hablando de la gente que lo puebla.

nomadLa fiesta de aniversario de un importante periódico de Milán sirve de excusa para conocer a un variopinto grupo de personas, cada una con su forma de ver el mundo. El protagonista indiscutible es Leonardo, un consultor español; no nos costará nada meternos en su piel para ser testigos del desarrollo de los acontecimientos, gracias a un estilo fluido y a unas descripciones detalladas --tanto de él como de su entorno--.

Esta historia, narrada siempre en primera persona, también nos meterá en la piel de Sandra, una amiga brasileña de Leonardo, o de Pietro, un exitoso empresario italiano, entre otros. El grueso de la trama se desarrolla a lo largo de un día, el de la fiesta, lo que no impide en absoluto una continua sucesión de buenas escenas y de excelentes diálogos.

prmendozaUna novela reflexiva y didáctica, que empuja a leer página tras página.

A continuación os pongo el enlace a la versión kindle (también está en papel) del libro: NO-MAD (Kindle)

miércoles, 8 de mayo de 2013

¿Qué es ser escritor?

Surgió esta pregunta estando con dos colegas escritores en un coche. Verdaderamente, no tiene una respuesta fácil. De hecho, creo que estuvimos debatiendo sobre el tema durante media hora, y no terminamos de ponernos de acuerdo (bueno, acercamos bastante posturas, todo hay que decirlo).

escribiendoYo tengo mi propia opinión al respecto, pero me encantaría saber cuáles son los "méritos" que vosotros consideráis que convierten a alguien que escribe en escritor. ¿Basta con haber escrito un libro? ¿O con escribir un relato? ¿Si te publican, ya eres escritor (y antes no)? ¿Va, tal vez, en función de cuantos libros vendes?

Vaaaaale, empezaré yo. Creo que el punto de inflexión entre serlo y no serlo es el momento en que uno mismo se da cuenta de que lo es. ¿Un poco narcisista? Quizá sí, aunque este es sinceramente mi pensamiento.

A la hora de responder vosotros, pensad si en vuestra definición se engloban todos los que consideráis escritores, desde Verne hasta Homero, pasando por King, Brown, Lovecraft o Asimov.